septiembre 17, 2025
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Impacto social de La Casa de Alofoke

Un fenómeno que no se puede ignorar

El reality show La Casa de Alofoke se estrenó en YouTube el 11 de agosto de 2025 y desde ese mismo día se convirtió en tema obligado de conversación. En sus primeras 24 horas rompió récords con más de 10 millones de usuarios conectados al canal, y apenas una semana después, en el evento “fight night”, alcanzó 1.3 millones de dispositivos simultáneos.
Que un proyecto hecho en República Dominicana logre números de esta magnitud ya dice mucho sobre su impacto cultural y mediático.


Tres grupos frente a la pantalla

Lo interesante no es solo el show, sino cómo la gente reacciona ante él. Yo veo tres grupos muy definidos:

1. Los que están absortos

Se enganchan de lleno, lo consumen sin frenos y lo disfrutan como un espectáculo sin mayor análisis. Y es normal: como explica Daniel Goleman en Inteligencia emocional, muchas veces tomamos decisiones desde la emoción inmediata, sin pasar por un filtro racional. Ver este reality es, para muchos, un escape fácil y directo aunque no lo hagan conscientemente.

2. Los que les da igual

Aquí estamos quienes sabemos que siempre habrá algo que nos entretenga, pero que al final del día volvemos a nuestras rutinas. Daniel Kahneman en Pensar, rápido y lento lo describe con claridad: usamos el sistema 1 (rápido, automático) para desconectarnos y el sistema 2 (lento, reflexivo) para lo que de verdad importa. En mi caso, ver un rato el show entra en ese sistema 1: consumo ligero y luego regreso a lo esencial.

3. Los que lo rechazan por completo

Para este grupo, el programa es una pérdida de tiempo o incluso un retroceso cultural. Y aquí, a mi entender, se corre al extremo: criticar a quienes lo ven como si entretenerse fuera un pecado. Creo que esa postura, ya sea por ignorancia o por un aire de superioridad, pasa por alto una verdad simple: todos consumimos algo que a otros les parecería banal.


Entendiendo a los tres

Después de leer a Goleman y Kahneman, puedo decir que entiendo a los tres grupos. La comodidad cerebral explica por qué muchos se dejan atrapar; la necesidad de desconexión explica a los indiferentes; y los juicios apresurados explican a los que rechazan con dureza.
Al final, cada postura es humana y está respaldada por mecanismos psicológicos estudiados desde hace décadas.


Mi conclusión: menos juicios, más ligereza

La Casa de Alofoke no es solo un reality, es un espejo cultural. Para unos será distracción, para otros irrelevante, y para algunos un mal ejemplo. Lo importante es mantener el equilibrio: disfrutar sin culpa, volver a lo esencial después y no menospreciar a los demás por lo que deciden consumir.

Mi invitación es sencilla: llevar la vida con menos estrés y con más ligereza. Porque en un mundo donde sobran las presiones reales, no tiene sentido pelearse por un reality show.

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